Resuenen los clarines dentro y fuera del gozo
En su solemne redoblar,
Vistan las armas las crónicas del canto
Y abogue la tribuna en su enérgica posesión,
Hagan gala las fibras del corazón, en su íntimo nido,
Y aflore el espiral grito en fauces de sabiduría,
Hoy llora la gema fraguando un sendero de estrellas
Donde habita su real pergamino, en tibias gotas ceñidas,
Que sude la música regando la diminuta lira
Bajo sus inclementes cabellos de oro,
Y viva fraguando la perfección su melodiosa música,
Pliéguese su fina rosaleda en ovalo de firmeza,
Amada eres el equilibrio de la fijeza
En el jugoso cristal que arden los puros deseos,
Esta es la cruzada en la pauta de la humedad
Vistiendo espasmos en sus húmedos sentir,
La rosa en gala sus ardientes anhelos
En una espada caliente,
Esta es la copa de la aventura
Que vierte el viento en su reluciente lenguaje,
Certeras mas hondas funden los huesos.
En su impecable iris, nace el perfecto silencio,
Ay flor delicada fluye hermosa en tu perfecta grandeza,
Tienes el aire habitable de las dulces pasiones,
Entre la realidad y el significado,
La estrella escarcha su misterio.
La verdad no admite espera.
En la labor emprendida
Y queda completa
Bebiendo de la vida,
Con los afanes se perderá el viento
Que no escucha al deseo,
Donde el telar del ojo teje su tiempo,
Benevolente luz estremecida
Abre los ventanales, que hacen gozar tu silencio,
En esta tu belleza, sea la forma de mi homenaje
Que sin ceder al cansancio te vigila,
Y con un amor tenaz te vela,
Amada, soy la forma que va tejiendo
El secreto perdurable,
Y te va convocando mi paciencia
En las vigilias, que justifican las delicias del tiempo,
Soy el fiel acento, desnudando tu oculta dulzura,
Y doy testimonio de tu certeza íntima,
En un amor tan puro y misterioso
Que no puede hundir el tiempo,
Hoy me visto con valor armado
Luciendo la fiereza posesiva
Que no se resigna a luchar con los sueños,
Para razonar frente a tu alma
Dando valor a la adversidad de la vida,
Beberé en las fauces de tu seno
La ondulación de tu caracola
Que baña la fragua de mi boca,
Y cabalgaras en la cruzada nebulosa de mi espada
Hasta sentir la vida en fugaces delirios,
Ay amor, tus labios son los sedosos jazmines
Que alimentan mis humildes huesos,
¡Christopher YEXHUA¡¡
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.Copyright © 2012,
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