Cultivar el amor, es oro fragmentado en sueños
Delicados, de emociones y ardores de mil historias,
Para contar el puro gozo inmutable,
Tú lo sabes amada,
Pero existen horas tristes
En la esperanza, se queda en la ausencia refugiada,
Ignorando el tiempo, sin saber que la vida acumula pretextos
Cicatrices, ámbitos sin materia,
Patrimonios oscuros de la muerte,
Que duele en la memoria.
Entonces el futuro amenaza con negras pizarras,
Donde el sueño había escrito un puro gozo inmutable,
Y nace el hermoso día, en la esperanza del amor
Que cautivo la tinta de mi corazón,
Que recluyo en el panal de tus labios
El breve instante, de las hermosas palabras,
Cosas que el tiempo nos da, y nos arrebata de luz,
El sonido del gozo matinal del tacto,
Y así la vida insiste en el poema
Perdura, ya la realidad se reanuda
En el fugitivo, trono de nuestro relámpago,
Por el tiempo, el hilo borda el amor
Vivificando el tiempo de su hermosura,
Del presuroso ínstate breve de la entrega
Triunfal de nuestros ojos,
Para ver con sucesivas palabras, que nos edifica la vida,
Con sus haladas fugaces, que irrumpe el tiempo
Una memoria pura, de un instante en el exilio de amor,
Extiende sus rosales mas íntimos, jardines sigilosos,
Emerge de la melancolía completa, de estos dos sueños,
Que reedifico el tiempo, en la memoria viva, de ausencias,
Escapando del naufragio de la tristeza, al sumo gozo
Presente de lo infinito,
La llama que arde en la esperanza de un amor.
Con todo mi corazón, querida amada
En la distancia soy fuego abrasador,
Y muerte en tu dulce corazón,
Purificada el agua, cincela el viento
El reflejo que peina los sueños,
Quedo grabado en piel.
Libre de ausencia sus ciegos laberintos,
Al fino fruto del rencuentro.
En diáfanas luces despliega la noche,
Filtrando los sueños, tu anhelada imagen,
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